jueves, 10 de enero de 2008

Puntualidad inglesa



Cuando creía que mi gran pero, gran defecto estaba superado, paf! caigo
otra vez...No hay caso!

Recuerdo que de chica lo único que me quedó de la enseñanza

dictatorial de mi escuelita pública y miliquera, era que las llegadas tardes se pagaban con sangre...Llegar 10 minutos atrasada, significaba toda la hora de

clases marchando bajo el implacable sol y el patio polvoriento. Sí,

eran sendas marchas; todas las inimaginables. Me las aprendí toditas. Era Como una pequeña parada

militar a las 8. 15 de la mañana! HORROR!
Aún puedo recordar a la inspectora general así, toda marcial la vieja,

mirándome con cara de odio porque yo era la que descuadraba el "batallón"

obviamente alterando -con mi despelotado paso- a toda mi cuadra, jij.

Y más aún todavía creo oírla cerca de mi oído marcando

MAAAAAAAAAARRR, IZQUIERRR...MAAARRR, "vamos para que de una

buena vez aprenda..."
Prácticamente día por medio veíanme arrastrar mis brillantes y

taquilleros zapatitos PLUMA por aquel odioso y polvoriento patio;

mochila al hombro y marcando el paso...
...Para que aprenda me volvía a repetir la vieja de mierda...
Para que aprenda que no se debe llegar tarde al colegio. Que la

inpuntualidad es lo mas feo Que hay mijita.
Hoy mientras viajo en el metro -temprano en la mañana- suena mi celu:
- Pronto?... (Sorry, contesto en italiano, XD)
- Dónde estás?
- Ehhhmmm, en el Metro, por?
- Qué metro?
- Vespucio Norte...
- Por la chucha!... otra vez tardeeee Estás atrasada,
Como siempre!
- ...ejemmm
- Son más de las 9 00!
- Essteee, sí
- Contigo no hay caso..
Si lo sé... -pienso- NO HAY CASO.

1 comentario:

Alejandro Arré dijo...

ja, que recuerdos, ah!