
"Dedicado a mi amigo Fabián, alias Baloo que acaba de sufrir la irreparable pérdida de su compañero"
boomp3.com
Existe cierta impertinencia , y no poca estupidez, en el modo en que compramos animales en cantidades exorbitantes y luego tenemos la osadía de decir que son nuestros. No es posible que nos abstengamos de preguntar que diría aquel tranquilo y holgazán quiltro que dormita ahí sobre las baldosas del jardín, con las narices hacia el portón de la calle, de nuestras extrañas conversaciones. Que diría el altivo y místico gato persa, cuyos ancestros fueron adorados como los dioses mientras nosotros, sus dueños habitábamos en cuevas, de nuestro estilo de vida? El posee tanta experiencia y seguridad que parecen llenar su mirada de un modo solemne, total.
Siempre me he preguntado qué sentirán ellos cuando se convierten en objeto del deseo tras una vitrina, o cuando son tranzados en cantidades escandalosas por algún comprador (a) deseoso de su "compañía" o, simplemente deseoso del status que le puede proporcionar-supuestamente- el animalillo en cuestión. Tal vez la vanidad de saberse admirado los vuelva indolentes como quienes los compran.
A qué viene toda esta divagación se preguntarán, mmmmm.....creo que fue el hecho de recordar la existencia de un quiltro muy especial: El viejo y fiel RAMBO. Rebelde e indomable, Un CALLEJERO de tomo y lomo, je.
Todo el mundo siempre deseó tenerlo para sí. Muchos se decían "dueño", "amigo" "compañero" del RAMBO... El, sin inmutarse, se dejaba querer. Asumía las muestras de afecto de los vecinos y niños del barrio como normales y respondía con la misma "amabilidad".
RAMBO nunca aceptó vivir en alguna casa. su vida entera se forjó alrededor de la plaza.
Odiaba el agua y los baños. Detestaba los veterinarios que trataron en vano de vacunarlo contra cuanto mal canino existe.
Solo disfrutaba las siestas guata al sol, sin la mas mínima preocupación. Pidiendo pan a las viejas que salían de la panadería a la hora del té. Siempre se ganaba una hallullita y no la compartía con nadie, solo con MORELIA, su compañera quiltra.
RAMBO murió como siempre vivió: sobre el césped de la plaza, como dormido... viejo y cansado de correr y ladrar a los autos que pasaban por el lugar, libre... De eso hace ya un año. Descansa bajo la tierra y el pasto que lo vio crecer.
Hoy no puedo dejar de hacer la analogía.Pienso en RAMBO y la comparo con la vida de los pobres infelices de la tienda de mascotas. Todo por culpa del maldito pedigrí!
La canción que dejé arriba, es una de las más lindas jamás compuestas. Es de Alberto Cortez... Escuchenla!
Siempre me he preguntado qué sentirán ellos cuando se convierten en objeto del deseo tras una vitrina, o cuando son tranzados en cantidades escandalosas por algún comprador (a) deseoso de su "compañía" o, simplemente deseoso del status que le puede proporcionar-supuestamente- el animalillo en cuestión. Tal vez la vanidad de saberse admirado los vuelva indolentes como quienes los compran.
A qué viene toda esta divagación se preguntarán, mmmmm.....creo que fue el hecho de recordar la existencia de un quiltro muy especial: El viejo y fiel RAMBO. Rebelde e indomable, Un CALLEJERO de tomo y lomo, je.
Todo el mundo siempre deseó tenerlo para sí. Muchos se decían "dueño", "amigo" "compañero" del RAMBO... El, sin inmutarse, se dejaba querer. Asumía las muestras de afecto de los vecinos y niños del barrio como normales y respondía con la misma "amabilidad".
RAMBO nunca aceptó vivir en alguna casa. su vida entera se forjó alrededor de la plaza.
Odiaba el agua y los baños. Detestaba los veterinarios que trataron en vano de vacunarlo contra cuanto mal canino existe.
Solo disfrutaba las siestas guata al sol, sin la mas mínima preocupación. Pidiendo pan a las viejas que salían de la panadería a la hora del té. Siempre se ganaba una hallullita y no la compartía con nadie, solo con MORELIA, su compañera quiltra.
RAMBO murió como siempre vivió: sobre el césped de la plaza, como dormido... viejo y cansado de correr y ladrar a los autos que pasaban por el lugar, libre... De eso hace ya un año. Descansa bajo la tierra y el pasto que lo vio crecer.
Hoy no puedo dejar de hacer la analogía.Pienso en RAMBO y la comparo con la vida de los pobres infelices de la tienda de mascotas. Todo por culpa del maldito pedigrí!
La canción que dejé arriba, es una de las más lindas jamás compuestas. Es de Alberto Cortez... Escuchenla!
5 comentarios:
Hola Emma,
qué lindo lo que escribiste.
Mi Feripulita era así.
Producto del abandono.
Porque no tenía pedigrí.
Cuando la levantaron recien nacida de una calle y la llevaron al veterinario, donde la encontré.... (y de donde me la traje), era de esas que arrancan suspiros.
La libertad es estar bien, en la calle o en casa, pero bien, amados y cuidados, como nos gusta a nosotros.
Saludos a tu amigo y me encanta tu blog. Gracias por tus palabras también, me alientan.♥
Besitossssssssss !
Gracias Feri!
te pasaste...
un besote!
Ah! Hunter... Un millon de disculpas...
No me había acordado que sufriste la perdida de tu adorada perrita. Pucha, si en algo puedo remediar tu pesar,
te envio estas lineas. Y no te enojes conmigo, ok??
besos
Bueno si, Ud. sabe como podría remediar mi pesar jajaja jajajaja.
Encanto, cómo me voy a enojar contigo? no tendría con quien chacotear de vez en cuando. Besos
Uffff!!! Este ha sido el año de las mascotas parece... A mi amiga Mafi se le murió la suya hace poquito, a Hunter idem y a mi se me perdió mi Wani el invierno pasado... Pucha que dejan un hoyo tremendo cuando se van!!!
Y yeap! los quiltros son de todos los que los quieren y realmente son personajes. Cuándo has visto una parada pa'l 18 sin el típico quiltro que se cruza impúdicamente por la cámara??? Jajajjaja!! Son muy ricos los animalitos en general. Bellos y tiernuchos.
Un abrazo amigui. Saludos a Baloo y al forito aquel!!!
Icy
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