
Después de varios meses de haberme abandonado a la falta de lectura, esta tarde, en el Metro retomé el hermoso hábito de leer, y qué libro!. Uno que quiero leer desde hace mucho tiempo, el que nunca nadie me regaló. El que me estuvo esperando durante años, en una biblioteca de algarrobo y cubierto por el polvo...
Virginia Woolf me produce con la lectura, lo que Spinetta con la música. Una extraña sensación de tapahuecos. Nada me hace soñar tanto como pensar en la vida de los personajes de sus historias. En esas casas lúgubres con flores en las ventanas, y solitarias y taciturnas damas.
La Señora Dalloway me gusta. Siempre supe que me iba a gustar, sin embargo no puedo hablar con mucha certeza porque no voy ni por la décima parte del libro. Pero después de leer algunas páginas me quedo pensando en la historia, la ciudad (Londres bellamente retratado), los personajes...Esa es señal de que el libro produce algo en mi. Lo mismo que me pasa con las películas. Hay películas que miro y nunca mas acuerdo de haberlas visto, y otras, en las que me quedo pensando un par de días... Incluso años.
Cuando termine el libro, volveré acá y terminaré mi post...
3 comentarios:
Son escasos esos libros capaces de desconectarnos de lo que nos rodea y conectarnos con la realidad de la historia narrada por el autor y ambientada por nuestra mente.
Saludos sangrientos
Blood
Exacto! La Woolf me encanta... y esta novela es perfecta
Grax hon <3
La película las Horas... es hermosa igual que Virginia
Publicar un comentario