Persona non grata para los pelotudos de la encuesta #CASEN

La cosa es simple : se me acabó la plata. Se esfumó. Después de todas las cuadraturas posibles y de todos los ajustes y quebrarme la cabeza, no hay caso me quedé  pata.

Vivo los primeros cinco días del mes como si fuera millonaria excéntrica Los diez días siguientes como si fuera una mediocre ama de casa de clase media baja , y los últimos quince días, como una discreta integrante de clase indigente...

SOY POBRE. Pobre , como las ratas del Mapocho.
Qué culpa tengo  que me guste el lujo y tenga un sueldo reguleque? Ninguna! El dinero no alcanza para llevar una vida medianamente decente.
Y ahora qué? No me  queda otra que  buscar... lo que sea y donde sea, je!
Buscar, buscar, pero... por dónde empezar...

Busqué en todos los rincones desde los más obvios hasta los más inimaginables. Busqué  al principio  con calma, después  con frenesí y al final con resignación . Registré  todas las carteras, bolsas, bananos y  billeteras. En  las cajitas y cajones, en los bolsillos de las chaquetas y abrigos... entre las cartas y diarios del pasado y lo único que encontré ahí  fueron recuerdos...
¡PERO YO NO BUSCABA RECUERDOS; BUSCABA PLATA!.

Y nada. Ni un mísero billete de luca.
Al principio tenía la esperanza de encontrar un billetín de cinco mil, o de dos mil. Después empecé a conformarme con una monedita de quinientos.
Lo más doloroso es que no encontré nada...
!NADA!