lunes, 14 de mayo de 2012

Sonidos de ayer


Ayer oí sonar un organillo extrañamente desde la calle, ya casi no quedan , un vestigio del pasado. Alcé la vista al instante como en la infancia, sonaba demasiado fuerte y me impedía escribir, su sonido era demasiado evocador para que pudiera concentrarme en nada. Me levanté y me asomé a la ventana para ver quien lo tocaba, pero ni el músico ni el instrumento entraban en mi campo visual, estaba más allá de la esquina...Capaz que en la otra plaza.
Escuché un buen rato, primero una cancion tipica del folclor, luego algo español irreconocible, despues una especie de polca, o qué se yo!.
Y entonces salí al jardín para ver si desde las plantas divisaba al organillero...Salí a sabiendas de que no sería asi pues bien intenté abrir la reja de la calle y me retracté en el acto porque no llevaba la ropa adecuada, ejemmm. Volvi con mejores atuendos, pero el organillero habia cambiado de lugar, y ya me era imposible seguirlo desde mi puerta. Pensé: y si me animo y lo voy a mirar a la otra cuadra? Estaba  decidiendo si salía de una buena vez a la proxima esquina, cuando de pronto la música calló...
Afiné bien el oído y pude escuchar que el organillero vendía a los chicos del barrio unas pelotitas de colores y remolinos plateados. Me decidí  ya bastante bien vestida - no salgo a la calle sin producción- a acercarme de a poquito. Caminaba con el corazón palpitante por la emoción. Miles de recuerdos pueriles pasaban por mi mente como en una película, caminaba y casi corría, mi deseo en ese preciso  instante era ver dónde se encontraba esa maravilla.
 El organillero había comenzado otra especie de melodía del pasado cuando por fin pude verlo asomar en una esquina de la plaza... "Yooo vendo unos ojos neeegros" Esa tocaban esos rollos en un arcaico mecanismo de amplificación.
Me acerqué lo más que pude, pensando que pasaba piola. Seguramente el organillero vió mi cara de éxtasis, porque me invitó a acercarme aún más. Al quedar a su lado me percaté que sobre el organillo había un lorito que gritaba de cuando en cuando. El señor organillero ordenó a su lorito que tomara un trozo de papel colorido, y que lo pusiera en mi mano... Cuando desdoblé el papelito decía algo así como: " solo el amor salvará el día"... Le dí una moneda, giré y me fui caminando leyendo la cartulina de color y con una leve sonrisa en el rostro: sin querer había conocido mi suerte.

2 comentarios:

Blood dijo...

El organillero es un personaje increíble de nuestra cultura, y un organillo sin loro que adivine el futuro no es tal.

Blood

LA LOCA DE LA CASA dijo...

De esas cosas que ya no quedan y que son esencia de vida simple, sencilla y quizás feliz para los que vivimos aquello